martes, 27 de septiembre de 2011

Investigación en formato de Revista

¿Quién iba a pensar que entre los panaderos y los poductores de harina, en este caso los molinos harineros, existiría un conflitco?.
El Gobierno Nacional, desde el año 2009, cortó cualquier tipo de subsidio a los molinos produtores de la harina, ya que estos no manejaban el negocio de buena manera. En ese entonces el Estado fue el punto nexo entre los comercios y los molinos de harina, para controlar los movimientos, más de los productores que de las panaderías de todo el país. Por eso a mitad de 2009, practicamente en Junio, el Gobierno de Cristina Fernández, dejó de mandar los aportes monetarios, ó mejor conocidos como los famosos "subsidios del interior", para que los productores de la harina mejoren sus equipos técnicos, y que de esa manera abastecieran a los comercios de sus respectivas provincias.
El conflicto más fuerte, en el cual el Estado amagó con cortar los fondos, ocurrió en mediados de 2009, pero ya en 2007 y 2008, ya norecibián de manera continua el dinero para mejorar las instalaciones de producción, y menos poder prograsar con la producción. A todo esto comienza una fuerte pelea entre panaderos y productores por una sola causa, el harina.
Los molinos de harina, en distintas provincias comenzaron a cortar con la distibución del producto, ya que no estaban recibiendo aportes e dinero del Estado. Y asu vez vendían el producto a un precio muy elevado. Cada bolsa de harina costaba entre 50 y 70 pesos, cosa que en años anteriores sólo costaba 35 pesos.
Por otra parte los panaderos, al ver que se estaban quedando sin harina para fabricar alimentos, comenzaron a aumentar el pan. Primero en forma mensual, el pan salia 3 pesos el kilo, prodcuto de la inflación, pero luego por estos conflictos entre Estado, productores de harina y panaderos, el kilo del pan subió por las ramas.
Actualmente el precio del kilo  de pan está costando entre 8 y 11 pesos, según la zona de comercio. En Buenos Aires cuesta entre 10 y 12 pesos, un precio muy accesible pero a su vez muy costozo por lo que es el producto. En cambio en el interior, el precio establacido por las diferentes asociaciones de panaderos por este conflicto y por la escacez de harina, el precio impuesto por ellos mismos es de 8 a 11 pesos según la zona del país. Es decir que no hay un precio común para todo el país.
El Estado se ha abierto de todo este tema, como así también lo hizo con los productos lácteos en su momento, allá por 2006. Para controlar de alguna manera esto, y que no se convierta en un caos irreversible, el Gobierno le ordenó a la ONCCA, hoy disuelta, que entregue los subsidios hasta que todo se regularice. Y lo hizo hasta su ruptura como institución a finales del 2010.
Todo se ha congelado, y permanece como  arrancó el 2010. Habrán muchas cosas para resolver este conflicto que tiene más de cinco años de idas y venidas. No hay respuestas del oficialismo con respecto a esto, hasta que los productores de harina reorganicen el negocio.